Se acerca la Navidad, y con ella, por tanto, el nacimiento de Jesús nuestro Salvador. Los jóvenes cristianos, hoy en día, vivimos en una sociedad llena de contradicciones y confusión que nos hace complicada la tarea de seguir el camino correcto que nos lleva a la felicidad que Dios tiene preparada para nosotros. Por ello, nosotros los jóvenes, tenemos una muy importante labor, que no es otra que llevar a todos el mensaje de Jesús con nuestra propia vida.

Y entre tanto, los jóvenes de la Diócesis de Jaén, el pasado 7 de diciembre, nos parábamos a reflexionar en torno a la figura de la Virgen en vísperas de la celebración de su Inmaculada Concepción, en un entorno único, elegido como Patrimonio de la Humanidad: Baeza.

María es la Estrella que anuncia al Sol que nace de lo Alto, Ella entregó su vida a Dios por todos nosotros, para que en Ella se encarnara la salvación del mundo.

La vigilia en cuestión, estuvo marcada por la alegría y la escucha. Desde la acogida, música y baile unían fuerzas en pro de la oración como regalo a Dios y su Madre. Las catequesis, aunque cortas en duración, buscaban tocar los corazones con preguntas que trataran nuestra realidad, teniendo como modelo las vidas de María y San Juan de Ávila. Durante la procesión de antorchas, los cantos y las risas colmaban las calles de júbilo y vida, donde se crearon hermosas estampas del momento junto a La Inmaculada rodeada de velas, y enmarcada por monumentos y luces navideñas. En el momento de la Eucaristía, presidida por nuestro Obispo, don Amadeo. LLegó el recogimiento y la oración con la música creada por la fusión de varios grupos cristianos de nuestra diócesis. En lo que respecta a nuestro Obispo, nos regaló unas hermosas palabras llenas de cercanía para los muchos jóvenes, que en la Catedral nos hallábamos. Y en la línea de lo cercano, tras la Santa Misa, nos sorprendió con un saludo personal a los allí presentes, todo un regalo para nosotros. Para finalizar, como buena fiesta que fue, nos despedimos todos con más música y un chocolate con churros, que nos sirvió para paliar el frío de La Loma.

En resumen, fueron muchos los preparativos y muchas las horas de trabajo de cada uno de los miembros del equipo, pero sin duda, y por encima de todo, fueron muchas las alegrías y regalos que recibimos, y muchos más, los que recibieron en el Cielo.