Comenzamos la penúltima etapa, más suave que la anterior, con una mañana fresca y un nuevo símbolo en el que fijarnos: el bastón en el que nos apoyamos.

El fragmento de la parábola del hijo pródigo que nos ha acompañado hoy es la reflexión del hijo, una vez tocado fondo, y la vuelta y encuentro con su padre (Lv 15, 17 – 24). Hemos Celebrado el sacramento de la penitencia para que la Gracia nos permita ver en el abrazo con el Apóstol Santiago, un símbolo del abrazo con el Padre.

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